viernes, 24 de diciembre de 2010

BREVE CUENTO DE NAVIDAD

Hace años le escuche a una persona mayor un breve relato de Navidad. El cual me conmovió profundamente. El narrador de dicha historia, me contaba que siendo el muy joven cuando venia la tarde de Nochebuena de su viñazo (como popularmente se denomina aquí a los olivares), se encontró a un niño de unos cinco años aproximadamente. Y al preguntarle que hacia solo, le dejo helado con la contestación.
¿Sabe usted buen hombre? Yo no estoy solo. Ahora ya estoy en su compañía. Y esta noche mi cometido es traer la paz al mundo.
El hombre estupefacto dijo. ¡Eso es imposible! ¡Eso no puede ser! Esta noche nace un niño llamado Emmanuel o Jesús que significa Dios con nosotros. ¿Cómo vas a ser tu si eres un zagal de cinco años?
Entonces el niño con voz serena y profunda le contesto.
¡Es que ese niño soy yo!
Nuevamente el hombre desconcertado le volvió a replicar. Pero si es imposible desde siempre la historia nos ha contado que Jesús nació en un pesebre entre una mula y un buey rodeado de Ángeles y de pastores los cuales fueron a adorarle como su Rey Salvador.
Nuevamente el niño contestó.
Cierto así fue como sucedió. Tal y como usted lo cuenta pero con una pequeña diferencia.
¿Y cual es esa diferencia que no logro acertar replico el hombre?
Pues muy sencilla dijo el niño con toda la solemnidad del mundo. La equivocación en la fecha de mi nacimiento.
¿Cómo la equivocación en la fecha del nacimiento del Niño Dios? Le replico el campesino.
Si todo se debe a una modificación en el calendario Juliano por el Gregoriano y a una confusión en la datación de mi nacimiento. Ya que yo cuando nací gobernaba en Judea Herodes el Grande y cuando unos Magos llegados de todos los confines de la tierra, le pidieron información acerca de mi paradero les indico un camino erróneo para que jamás pudieran rendirme pleitesía. Ya que el único Rey de Judea podía ser él.
Entonces un Ángel del Altísimo les indico como podían llegar hasta mí y luego le indico otro camino por donde huir sin tener que informar al déspota de Herodes de mi ubicación y cobijo. 
El hombre no acertaba a lo que estaba escuchando y entonces le pregunto con sabias palabras
¿Entonces el motivo de que matase a los primogénitos de menos de cinco años era por ese motivo? ¿Por qué hasta cinco años después de tu nacimiento no llegaron a adorarte?  
Y el niño nuevamente con voz serena dijo ¡Así es!
Entonces al hombre se le vinieron abajo muchas de sus convicciones mientras reforzó su lógica.
El jamás comprendió porque Herodes mando ejecutar a todos los primogénitos menores de cinco años. Si suponía que los Magos le informaron de que el Niño Dios había nacido cinco años atrás y no días antes.
Y que venían siguiendo una luminaria del cielo desde aquella fecha hasta el día de su presentación ante su presencia en el palacio de Jerusalén, para decirle que Israel y la humanidad contaban desde ese hacia años con el Rey de Reyes.
Al escuchar estas palabras el hombre sin estudios ni cultura, entendió el mensaje de aquel niño.
Y sin saber que forma y modo despertó bajo un olivo tras este sueño inquietante. Que le hizo reflexionar sobre como se desarrollaron los hechos históricos y de cómo los vivimos desde hace siglos. Sumergidos en un error. No intencionado, sino mal interpretado por las escrituras y la tradición oral de nuestros mayores.
Pese a esta historia los hechos son como son y sucedieron, como ninguno estuvimos presentes no podemos certificar ni una versión ni otra. Sino más bien desde un punto de vista histórico  más que religioso. Que no tiene porque hacer dudar de nuestra fe y de nuestras creencias religiosas.  Si no que aporta un poco de luz a la inquietante vida de nuestro Salvador

Alberto Fernández Antúnez      diciembre 2010