sábado, 13 de noviembre de 2010

TIEMPO




Agujas del reloj que marcáis el paso del tiempo. Ese tiempo que no pasa, pasamos nosotros por él. Nuestras vidas son tiempo. Tiempo que pasó, tiempo que está, y tiempo que ha de venir.
¿Por qué nos asusta ver el tiempo transcurrir? ¿Quizá porque vemos cercano nuestro fin? Somos temerosos de ver como nuestra vida se evapora. Se marcha y dejamos nuestra sombra reflejada, en las fuentes que bebimos en los árboles que nos cobijaron y nos proporcionaron su sombra.
¡Es tan leve el paso de nuestro existir! Cual suspiro de un alma enamorada. Que deja su aliento en el viento y nos fija en su memoria. Pero ¿Qué es la memoria sin el paso del tiempo?
Dijo un viejo sabio: Al tiempo le pido tiempo… y el tiempo, tiempo me da. No preguntes por saber. Pues el tiempo te lo dirá.
Así que pedimos tiempo, tiempo para asimilar los aconteceres. Nacer, vivir, morir. Tiempo que deja a fuego marcado nuestro existir, con hierro acerado para que nuestra memoria no sea vaga.
Y nunca deje de saber que todo lo que vivimos es tiempo. Y ese tiempo que nos consume y nos quema, al fin y al cabo es nuestro compañero y nos guía, para que nuestra vida, jamás este perdida.


Alberto Fernández    Noviembre 2010

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