viernes, 7 de mayo de 2010

¿El veranillo del menbrillo o cambio climatico?


En primer lugar y siendo lego en la materia, aunque me apasiona la meteorología, me viene al pensamiento si lo que está sucediendo en la actualidad es natural y normal.




Puede que todo sea debido a ciertos ciclos que cada cientos o miles de años suceden de forma espontánea.



Pero lo que me resulta extraño es que a las alturas de año en las que nos encontramos y concretamente en Alanís, siga sin caer una gota de agua; que las temperaturas que tenemos sean mucho mas propias de una primavera avanzada, casi veraniegas (digamos de unos finales de Mayo o primeros del mes de Junio) que de un otoño, como en el que nos encontramos ya inmersos.



Siempre y es de todos conocido, en el mes de Agosto, los que vivimos aquí o los foráneos que se acercan a la Feria, saben sobradamente que por la noche, en la Alameda del Parral, nos tenemos que llevar alguna chaqueta, chaleco o jersey para ciertas horas de la madrugada, porque el relente aprieta, por no decir en muchos casos el frío. Pues bien, este año nada de eso, más bien calor y en algunos momentos, quizás, hasta bochorno.



Lo que siempre he oído a los mayores (y de eso entienden mucho más que yo, porque la experiencia es un grado) que eso era normal, que no había que preocuparse, que aun faltaba que llegara el veranillo del membrillo.



Pero planteo esta pregunta y que cada uno saque sus propias conclusiones: ¿es propio el clima que estamos teniendo?



Que yo sepa, de pequeño cuando iba para el colegio, ya entrado el mes de Octubre, lo normal del atuendo eran: botas de agua, impermeables y, por supuesto, el paraguas. Y el día que no llovía, gorro de lana, guantes y chaquetón, aunque de vez en cuando se escapaba algún día suelto de calor (pero eso eran los menos).



Ahora planteo de nuevo la cuestión que nos ocupa. ¿veranillo del membrillo o cambio climático? Saquen ustedes sus propias conclusiones.



La mía la tengo bastante clara, hay algo que estamos haciendo mal. Le estamos haciendo daño a la madre Tierra. Y como todo enfermo está mostrando una sintomatología. Y para muestra un botón: la Primavera en sí, como tal, ya no es como antes y el Otoño tanto de lo mismo. Pasamos, de un día para otro, de ir por la calle en mangas de camisa a tener que sacar con urgencia la ropa de invierno; y viceversa, de ir con guantes y bufanda a tener que colocarnos las mangas cortas y las sandalias veraniegas.



Creo que por el bien de todos deberíamos mirar mucho más por la naturaleza, cuidarla, mimarla y respetarla. Dándole lo suyo. Tratando de consumir menos energía de la que usamos. De utilizar el transporte público, utilizar menos los vehículos privados y usar un medio de locomoción tan relajante y sano, como es la bicicleta.



Y si echamos un vistazo a nuestras queridas fuentes, como la de Los Caños o la Fuente de Santa María; y a nuestros regajos, dígase el de Los Coladeros y muchos más de los que existen en nuestro bello término; se constata que están secos, no brota ni corre una sola gota de agua que tanto beneficio nos hace y tanta vida nos da, tanto a las personas como al ganado que pasta en los campos, ahora casi desérticos, de nuestra bella Sierra Norte.



Y ya para poner punto y final, y recordando a Juan Luis Guerra en su gran éxito “Ojala que llueva café en el campo”; de momento yo me conformaría con que, al menos lloviese lo suficiente para salvar la cosecha de aceitunas y la montanera, para el engorde de nuestro buque insignia del ganado serrano. Nuestro incomparable cerdo ibérico, el rey de las dehesas que nos rodean y que tan ricos y delicioso derivados nos proporciona, como el inigualable jamón ibérico de bellota.



Dejo de nuevo la cuestión en el aire.... ¿veranillo del membrillo o cambio climático?



Juzguen ustedes mismos.











© Alberto Fernández Antúnez, octubre de 2008

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