viernes, 7 de mayo de 2010

En defensa de La Fiesta nacional


Sé y estoy concienciado de que estas letras van a levantar ampollas y de que me voy a granjear la enemistad de más de una persona que se pueda dar por aludida por lo que voy a escribir a continuación.


Corridas de toros sí o corridas de toros no. Pero siendo un humilde aficionado a este “arte” tan alabado por sus defensores y tan denostado por sus detractores, me da vergüenza ajena que sé esté debatiendo en el Parlamento Catalán la prohibición de la Fiesta Nacional. Quizá por esa denominación, y no por un amor infinito a la figura del toro es por lo que quieren quitarla del medio. Es que todo lo que suene a español allí le chirría en los oídos a cierta clase política. En vez de preocuparse en sacar adelante otras leyes más productivas para la región y que ayuden a paliar la crisis en la que nos encontramos inmersos, siendo como son una de las autonomías más beneficiadas por los presupuestos generales del estado, se entretienen en abrir un debate, que en mi opinión, es para marear la perdiz y apartar la mirada de la ineptitud de su gestión como políticos pagados por el resto del territorio nacional.

Ahora les formulo esta pregunta: ¿no les gusta el jamón o un buen chuletón de ternera a esos que están tan en contra de algo tan arraigado en nuestra cultura desde tiempos inmemoriales, que ya desde que los romanos poblaron Hispania hay constancia de festejos con dicho animal?; pues bien, cualquier cerdo o cualquier ternero sufre mucho más estrés en el transporte, así como en su sacrificio, ¿Y no reparan en eso al ponerse en la mesa ante dichos manjares? ¡Cuanta hipocresía por Dios!

El toro bravo subsiste hoy día gracias a su lidia en la plaza de toros, ya que, morfológicamente, esta especie no es rentable para su comercialización por los costes que supone su mantenimiento. Es el rey de la dehesa, desde que nace hasta que llega a la plaza tiene las mejores tierras, los mejores pastos, mejor atención veterinaria que cualquier otro ganado. Por no decir que es una celebración extendida por medio mundo, copiada de nuestro país y defendida con más vehemencia que en parte del nuestro propio.

Hay que recordar que es el único animal que se puede ganar el indulto en la plaza, demostrando su bravura, su nobleza y sus ganas de luchar. Cierto es que pueden parecer crueles las suertes por las que ha de pasar, pero veo más cruel poner en riesgo la vida de un menor para culminar un castellet de muchos metros de altura, con riesgo de una caída fatal. Hay que recordar que la obligación del toro es coger al torero y la del torero acabar con el toro. Es una lucha de poder a poder, que cuando el matador se va a los medios a ejecutar su faena está a solas con uno de los animales más poderosos, capaz de reventar las tablas de un burladero con un solo golpe.

Este tema da para mucho pero por desgracia este espacio es limitado y no se puede hacer una disertación en toda regla. Pero es una lástima que una nación se quiebre por mor de no sé qué independentismo absurdo, capaz de utilizar algo tan reconocido por escritores, poetas, pintores, cineastas, etc., a lo largo de la historia. Que se lo digan a Goya, Picasso, Lorca, y tantos y tantos que han venerado esta singular expresión de nuestra cultura, dentro y fuera de España. Si Ernest Hemingway levantara la cabeza.


Alberto Fernández Antúnez, marzo de 2010

1 comentario:

Anónimo dijo...

ES CRUEL